A Regina Brücker se le adjudicó en marzo la gestión del albergue Zubimuxu, pero debido al periodo de confinamiento no ha podido abrir sus puertas hasta ahora.
[Entrevista hecha por Kronika y traducida desde el euskara]
Regina Brücker no ha tenido un comienzo fácil en el albergue Zubimuxu. Firmó el contrato de albergue el mismo día de la declaración del estado de alarma sanitaria y ha permanecido poco más de dos meses sin poder abrir. Pero ya ha empezado a recibir visitantes y a recibir reservas para el verano. Es optimista de cara a los próximos meses y quiere poner en marcha su proyecto poco a poco: quiere que Zubimuxu sea más que un albergue.
¿Cómo han sido los últimos meses, sin poder abrir el albergue?
Hasta ahora no hemos podido abrir y hemos estado preparando el albergue. Yo cogí el albergue el mismo día que se estableció el estado de alarma; ese día firmé el contrato. Al menos, me ha dado tiempo a pensar y concretar el proyecto, pintar el albergue desde dentro, preparar la actividad, limpiar...
Habrá sido difícil, acabar de coger el albergue, y encontrarte sin poder abrirlo...
Sí, hubo un momento en que no sabía qué hacer. No se veía claramente si podíamos abrirlo en verano. Y dudaba entre ponerlo en marcha o no hacerlo por el momento. Pero luego, cuando vi que sí, que sería posible, empecé a trabajar con ganas. Y en las dos últimas semanas, la gente de Navarra ha podido venir, y ha venido alguna que otra pareja los fines de semana. Ya tenemos algunas reservas para el verano.
¿Así que ha empezado a moverse un poco?
Hay movimiento, sí. Al menos nos han hecho reservas. Luego, a ver si vienen... Aún hay sitio, sin embargo.
Pero para los meses de verano hemos recibido muchas peticiones, tanto de la gente que ha venido antes como de la que vendrá por primera vez. Soy optimista porque la gente está buscando algo que esté cerca, un poco aislado y en pueblos pequeños, sin mucha gente. Aquí no hemos tenido ningún caso de Coronavirus, y hay muchos rincones donde mantener los espacios y trabajar cada uno por su cuenta.
¿Qué medidas tendréis que tomar?
Por supuesto, tendremos que desinfectar más, especialmente las zonas comunes: pasillo, cocina... Y a la hora de limpiar el dormitorio, pondremos más atención en la desinfección, limpiando asas y todos los elementos. Y para utilizar las zonas comunes, tendremos que organizar los turnos, regular el uso de la sala de estar o de la cocina. Hasta ahora no me ha tocado tener más de una pareja o grupo, pero en adelante sí. Por lo tanto, estos espacios deberán ser utilizados de forma rotatoria y desinfectados.
¿Cuántas plazas tiene Zubimuxu?
Dispone de 30 plazas en cinco habitaciones. Son dos habitaciones para dos personas compartiendo baño. Y hay otras tres habitaciones más grandes, dos de 10 y una de seis, con letras. Éstos disponen de baño y ducha dentro del dormitorio. Todas las habitaciones pueden utilizar la cocina y el resto de zonas comunes. Se puede tomar una habitación completa, una litera, o un albergue completo. No obstante, en estos momentos podemos utilizar como máximo el 50% del aforo.
¿Por qué has cogido el albergue?
Voy a retroceder mucho en el tiempo para explicarlo. Yo estudié Geografía e Ingeniería Forestal. Y siempre me ha gustado, dentro de la geografía, el desarrollo de las zonas rurales, el mantenimiento de la cultura y estructura de los pueblos pequeños, pero también el fortalecimiento de la economía de esas zonas. Al final, el camino del amor me trajo a Goizueta. Yo era profesora en Suiza, haciendo sustituciones en un instituto. Conocí a un hernaniarra que vivía en Goizueta en Nueva Zelanda, en la otra punta del mundo. Y durante años, estuvimos entre aquí y Suiza.Y de aquí a Suiza. Pero llegó la hora de fijarnos en algún sitio, recuperar nuestro estilo de vida y tener gallinas, gatos... Y nos instalamos en Goizueta. El hecho de no dominar aún completamente el euskera me limita a ejercer mis profesiones como profesor y/o geógrafo. Y para empezar, he cogido el albergue, porque puedo aprovechar el conocimiento de las diferentes lenguas; también estoy mejorando el euskera. Además, hay una necesidad de dinamizar el turismo en el pueblo, y he decidido probar.
El albergue está muy ordenado y no hay que realizar inversiones económicas. Lo que hay que invertir es el tiempo para promocionar las cosas y convertirlas en lugares de creación. Quiero darle algo más a Goizueta, y no sólo quiero un lugar para turistas, sino también para los ciudadanos. En realidad, quería hacer una inauguración para los goizuetarras, primero para ofrecerles el albergue antes de que se abriera, pero la situación no lo ha permitido. Para mí es importante abrir el albergue a la ciudadanía, y quiero hacer allí talleres, cursos, actuaciones audiovisuales... Que sea un centro cultural en el que pongamos en valor el conocimiento de nuestras personas mayores.
¿Será más que un albergue?
El proyecto no es solo un albergue para turistas. Los que vienen, los que a menudo les gusta montar, los que conocen un poco la zona... Gente de la zona, guipuzcoanos o navarros. Me gustaría reforzar eso, unificar información y hacer una web decente. Pero además, me gustaría ofrecer cosas nuevas. Que sea un lugar para estar tranquilos y relajados, pero al mismo tiempo para estar conscientes.
Me gustaría enseñar cosas; voy a dar clases de yoga, por ejemplo. Para ello, estamos preparando un rincón en el desván para actividades' sencillas', descalzos, con esterillas, mantas o cojines. Y eso también estará al alcance de la gente. Por ejemplo, si un 'coach' quiere jubilarse con un pequeño grupo, puede alquilar el desván o todo el albergue.
Dices que quieres ofrecer talleres y cursos. ¿Cómo?
Esto será independiente del albergue, aunque también puede incorporarse, por ejemplo, si vienen grupos de las ikastolas. Pero en Iriarte, el Ayuntamiento está preparando una sala de manualidades, y me gustaría aprovecharla para la creatividad. Me gustaría trabajar la artesanía de los caseríos. Por ejemplo, trabajar la lana, empezando de cero, con los niños. Coge la lana recién cortada, que sigue sucia, y haz todo el proceso: lavarla, peinarla, abrirla, rejuntarla... Y haz una pieza, un cojín para una silla, una plantilla para un zapato, una faja, un bolso... Y con las escuelas se pueden hacer otras cosas, como un hotel para insectos. Es fácil de hacer, pequeño o grande, y luego se puede poner en casa o en la escuela. Y es bonito ver cómo se va criando poco a poco y las crías empiezan a salir en primavera. Tengo muchas ideas, pero de momento tengo que centrarme en algunas.
También quiero organizar salidas, por ejemplo de noche, para sentir la noche y la oscuridad, para darme cuenta de lo que son las estrellas... Antaño era habitual la oscuridad, no había farolas, y hoy en día cualquier rincón oscuro nos da miedo. Y también quiero trabajar la pedagogía experimental, aprender haciendo. El logo del albergue, el caracol, refleja mi idea: lento dicho, pero atento, consciente.No quiero un parque de aventuras
Eres suiza. ¿De un pueblo pequeño como Goizueta?
Sí, de una zona rural, en las montañas de Suiza. Yo aún me había educado una vez, con leche cruda... Le veo grandes similitudes con Goizueta. Los baserritarras son baserritarras en todas partes del mundo. Y eso, a su vez, me ha facilitado el trato con los nativos. Estoy muy a gusto, los de allí son muy abiertos. Siempre me sentí muy bienvenido.
¿Qué es lo que más te ha gustado, en Goizueta?
El río Urumea. Si te atreves a ir un poco adentro, alejándote de esos lugares donde puedes ir cómodamente en coche, puedes encontrar charcos y rincones preciosos donde bañarte y estar solo y tranquilo. Y la zona en sí, cuán verde es. No sé si el amor podría llevarme al sur de Navarra, por ejemplo, más desierto. Yo necesito zonas verdes y agua para estar a gusto.